Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva con una mirada de fe. El Evangelio y la persona de Jesús

Introducción


Es innegable la gran dimensión que posee Jesús de Nazareth para la historia moderna, de prácticamente de todo occidente, es difícil encontrar quien ignore al menos su nombre en el resto del mundo. Obviamente se eximen de este examen quienes por su realidad cultural, histórica, política, social desconocen por completo, no solo el fenómeno del cristianismo sino de otros similares como el islamismo, budismo y demás credos profesados en el mundo. Es posible encontrar grupos indígenas en el Amazonas y África, en los que el conocimiento de Jesús y de otras religiones, es muy escaso, no solo porque no se presentan grupos de evangelización sino que muchas otras condiciones así lo demandan, tema que por lo demás no es parte de este documento.


Jesucristo, 7 Hábitos de la gente altamente eficiente


Desde su aparición terrenal, Jesús de Nazareth marca la historia; por su puesto que decir año 100 a.c. (antes de Cristo) o 100 d.c. (después de Cristo) manifiesta claramente su influencia en nuestra historia, o por lo menos en nuestro calendario.

Si hiciésemos una retrospección histórica en todas las épocas posteriores a la vida histórica terrenal del hombre Jesús, encontraremos que nuestra historia no podrá ser contada sin El. Es por mucho consustancial, con nuestra historia.

El gran imperio Romano de la época de Jesús, que prácticamente tenía dominio por el mundo conocido, ejecutó un proceso de exterminio de aquellos que se oponían a sus credos, especialmente a su adoración al Cesar Romano. Un grupillo que obligó a darle atención inmediata fue precisamente el de los insipientes cristianos (secta provinciana judía), contra quienes utilizaron toda la gama de torturas y excentricidades para acabarlos, no obstante no pudieron, más bien ese grupo con la caída de ese imperio y la llegada de Constantino (313) se fortalece e inicia un crecimiento que alcanzó dimensiones poco probables en otras condiciones y con otros líderes de estilos y mensajes cercanamente similares a los del hombre Jesús de cualquier época. Ya de por sí esto tiene relevancia y presenta una caracterización de Jesús de manera especial. Cada edad en que se ha dividido la historia (d.c.) gira en torno al mensaje y la persona de Jesús, llegando a encontrar excesos en su diseminación y defensa (Inquisición), como también aparece gente buena e identificada plenamente con Cristo, hombre y mujeres santos (como Francisco de Asís y Teresa de Calcuta, entre otros...). En definitiva Jesús, su persona y mensaje es un tema histórico (por muy pocos cuestionado) y especialmente de Fe.

Para este documento se da por sentado el hecho histórico de Jesús, todavía más, se reconoce y no se discutirá su divinidad, Jesús es para el autor de este documento una sola persona con dos naturalezas: la humana y la divina. De la misma forma se considera la Biblia como el gran libro de comunicación entre Dios y el hombre, escrito por seres humanos e inspirado por Dios con la acción del Espíritu Santo, la cual nos permite contar con el actual canon de libros inspirados. No es el objetivo de este documento, replantear la historicidad ni de Jesús ni de la Biblia, su originalidad y su divinidad. No es un documento estrictamente bíblico-teológico ni pretende serlo, pero es evidente la necesidad de utilizar ambas temáticas para sustentar muchas de sus afirmaciones.

Por otra parte, es significativo, entender que el Señor Steven R. Covey nunca ha planteado sus grandes enunciados en términos religiosos ni de fe judeo-cristiana, a pesar que se denota una clara espiritualidad en sus conceptos. Covey es especialmente un motivador y un rescatador del ser humano que lo invita a encontrar en lo más profundo de su ser, las fuerzas para alcanzar las metas fijadas de la mejor manera posible, que lo llevarán en definitiva a darle una mejor calidad de vida en su relación con los demás.

Uno de los grandes libros de Steven Covey es "Los siete hábitos de la gente altamente efectiva". Cuando pude leer este libro e iniciar su compresión y dimensionar su extensísimo horizonte de aplicación, me fue imposible detener el deseo por invitar a mis amigos a su lectura y práctica, en todos los ámbitos del quehacer humano. Y me surgió el incontenible deseo de hacerlo más vivencial, situando su contenido a la luz de las Sagradas Escrituras y sobre todo de los datos que en el Nuevo Testamento se registran de Jesús. La razón me parece muy natural y sencilla: No hay nada en todos los postulados de Covey que riñan con el profundo mensaje de Jesús y transmitido en el Nuevo testamento. No encuentro en los 7 hábitos de Covey, ninguno que sea ajeno a la naturaleza humana, que sea extraño, que sea ridículo, sino que todos son pautas de vida que promueven el ser humano a re-crearse permanentemente, a fin de recorrer una ruta hacia el crecimiento personal. Este aporte de Covey es innegable.

No obstante, para todos nosotros los cristianos, la figura de Jesús es la fuente inspiradora de toda bondad, de todo valor y el gran inspirador de principios de vida. El referente desde el cual se emanan todos las guías de la existencia y él es el norte que marca el camino a seguir. En este Dios-Hombre encontramos al gran promotor del ser humano. "En Jesucristo encontrará finalmente la humanidad su grado supremo de desarrollo y progreso"[1]. Al recorrer los evangelios podemos distinguir en las actitudes de Jesús, en su persona y en su mensaje el correcto y único camino que todo cristiano debe recorrer para alcanzar la felicidad: el amor, en todas sus dimensiones. De esta forma considerado podría detener aquí mi ensayo e invitarlos a leer el evangelio y listo ya estamos completos. No obstante, es tan exquisito, enriquecedor, estructurado y provocativo el pensamiento de Covey que vale la pena releerlo desde la Biblia, desde Jesús y así “ofrecerle” el enorme valor de un principio fundamental para todo cristiano: La Fe. Principio que ha logrado motivar a generaciones de generaciones, incluso hasta dar la vida, con tal de defenderlo. Por lo que encuentro en la Fe, un detonante para alcanzar los grandes sueños de todos los hombres, la fe es la gran motivación que ocupa el hombre para reencontrarse consigo mismo y con los demás.

He aquí la lógica de mis estudio, ningún otro.

Nos encontramos pronto.

[1] Cristología, Pbro. Carlos Joaquín Alfaro, pág.2

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